BRILLOS OPACOS

Y mientras, me encuentro mirando el cielo,
su color, su infinito, su tenue luz de tarde de invierno.

El Sol se va,
pero las calles ya se han iluminado para darnos luz.

Porque, ¿qué es la luz?

Querido, algunos dirán que la luz es el Sol,
que la luz es la bombilla de tu habitación,
que la luz es la farola que en medio de la noche te deja ver tu camino,
que la luz es todo aquello que nos ilumina, a nosotros,
cuerpos opacos que nos han enseñado que no podemos ver sin ella.

¿Ves el Sol? Allí si cruzas el mar con tu mirada, detrás de las montañas, se esconde.

Pero no temas, pronto volverá
y mientras no lo haga millones de bombillas en habitaciones,
y farolas en tus calles dejaran ver a tus ojos
unos ojos que forman parte de este mundo que no duerme
que piensa pero no siente.

Párate, hazme caso.
Ahora cierra los ojos, ¿qué ves?

No ves nada, no puedes pensar, te colapsas.

Pero haz un intento, siente,
siente tu cuerpo, siente tus emociones,
siente las respiraciones de las personas que caminan a tu lado por la calle

¿Lo ves?

¿Ves tu propia luz?

La luz que tu cuerpo irradia cuando siente.

¿Cómo te encuentras?

El Sol ya lo había planeado, él se va y deja de iluminarte el camino
para que no veas, para que no camines, ni te muevas,
para que pares de avanzar, para que solo sientas y seas como él.

Que brilles, y esa luz que desprendas
sea la que mueva el mundo cuando el Sol se levante.

Y ahora que lo sabes, corre,
díselo a los demás
y que así, en el futuro, la luz que queda cuando el Sol se esconde
sea la de nuestros cuerpos opacos,
que brillan cuando sienten.

Berta Pérez